¡Si! Sé que el miércoles pasado te quedaste con toda la gana de saber como terminó el fin de semana en la Alpujarra granadina. Si, ¿no?. ¿No?, ¿ni un poco? Bueno algo espero que si.
Aunque Pampaneira fue la localidad donde me quedé a dormir y donde pasé la mayor parte del tiempo, también aproveché para visitar las localidades vecinas de Bubión y Capileira, aunque para la primera tuve menos tiempo debido a gastar media mañana en la segunda por guiarme por mi curiosidad, ya que aunque Bubión está antes que Capileira, preferí dirigirme en primer lugar a la que es la segunda localidad más alta de Andalucía.
Nada más bajarme del coche escuché a otro visitante preguntarle a un lugareño por la central de energía, cosa que llamó mi atención y que decidí rápidamente que también tenía que visitar (pura envidia). Así que tras pasear por Capileira durante algo más de una hora, perderme por sus calles y encontrar numerosas similitudes con Pampaneira, puse rumbo a la central hidroeléctrica.
Para llegar hasta ella hay que salir del pueblo y tomar el desvío indicado hacia la central. En un determinado momento el asfalto se acaba y empieza un carril de tierra interminable. La distancia desde el fin del asfalto hasta la central hidroeléctrica pueden ser unos 4-6 km.
Finalmente y tras un rato largo en coche, pensando que probablemente me había pasado el lugar y rezando porque hubiera un sitio más adelante donde poder dar la vuelta sin problemas de caer por un precipicio, encontré una familia de senderistas que me indicaron estar al lado de la dichosa central.
Antes de llegar a la misma, encuentras una serie de edificios abandonados entre los que destaca una antigua iglesia, cuyo altar acabó por convertirse en el lienzo de algún grafitero.
Sinceramente, lo que me llevó hasta allí fue pensar que la central hidroeléctrica guardaba algún tipo de relación con tiempos pasados. De hecho no esperaba encontrar una central hidroeléctrica en funcionamiento, si no más bien las ruinas de alguna que existió en algún momento del tiempo. Pues no. Una central similar a la de Pampaneira, que no merece la pena visitar en coche. Otra cosa bien distinta es aprovechar los senderos marcados desde Capileira para poder llegar hasta ella andando y disfrutar del entorno que la rodea. Si volviese por Capileira con algo más de tiempo, no dudo que realizaría dicha ruta de senderismo o cualquier otra de las que puedes consultar haciendo click aquí.
La cosa es que ya eran las dos de la tarde y si me entretenía mucho más tiempo, poco podría visitar de Bubión, por lo que tras recorrer de nuevo el carril de tierra (con adelantamiento incluido de los trabajadores de la central hidroeléctrica, que se ve que estaban impacientes por jugar al Dakar y dejarme el coche como un filete empanado), retorné por la carretera hacia la localidad de Bubión.
Dadas las horas, lo primero que hice fue comer en el restaurante Teide, donde probé por primera vez la sopa alpujarreña, uno de los grandes descubrimientos del viaje. De segundo una trucha al estilo Poqueira que estaba también de rechupete.
Aproveché los pocos minutos de sol que me quedaban, pues además estaba nublado, para caminar sin rumbo fijo por las calles de Bubión, permitiéndome llegar hasta los balcones que hacen de mirador hacia el barranco de Poqueira, a la plaza donde se miran frente a frente ayuntamiento e iglesia, al lavadero y a pequeños rincones curiosos donde descubres porqué la Alpujarra es un territorio que ha inspirado a escritores, artesanos y todo tipo de creadores.
Los tres días de desconexión sirvieron de mucho: relax, seguir descubriendo y mantener el ritmo de disfrute gastronómico para no desentonar durante la cena de fin de año que se encontraba a la vuelta de la esquina.
Si buscas unos días de escapada con naturaleza y buena gastronomía, Pampaneira, Bubión y Capileira, pueden ser una buena opción para ello. Y para terminar de convencerte, te dejo un nuevo vídeo con imágenes de Bubión y Capileira:
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Fuente: Viajes con Humor